BIOGRAFÍA
RIC
Ricardo Chávez Castañeda nació en la Ciudad de México en el año de 1961. Escritor, se le incluye también dentro de las filas de la Generación del Crack, junto a Jorge Volpi y Pedro Ángel Palou. A pesar de ello, él se dice un escritor “que se ha formado en solitario”, y que expone en su literatura la preocupación y búsqueda de valores primordiales, como la esperanza, la bondad y la verdad.

"Mi ambiente de crecimiento fue geográficamente la colonia Las Américas, frente a Satélite". Tal vez esa etapa de su vida es la que lo lleva al camino de la escritura, pues a lo largo de su vida dirá una y otra vez que lo más importante para escribir literatura para niños es el recordar la infancia.

A los veintidós años este amante de la niñez estudió la licenciatura en Psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México. Al terminar su carrera se dedicó a tomar talleres de creación literaria, igualmente asistió a la SOGEM. Poco a poco, de forma anónima y solitaria, Ricardo empezó a formar una colección de premios por sus trabajos.

En 1987 obtuvo el primer lugar en el Certamen Estatal de Cuento del Estado de México, también ganó el tercer lugar en el Quinto Certamen Francisco Mota Mújica del Crea, después fue premiado en la XIII Fiesta Latinoamericana de la Literatura en homenaje a Jorge Luis Borges, en Buenos Aires Argentina.

En 1988 obtuvo el segundo lugar en el Certamen Estatal de Cuento, convocado por el ISSSTE; en 1989 logró el primer premio en el Concurso de Cuento Ecológico Universitario, en el 90 obtuvo mención honorífica en el Concurso de Cuento de la Revista Plural, en el 91 la mención fue en los concursos Gilberto Owen y Efraín Huerta. Así mismo obtuvo el primer lugar en el Concurso de Cuento Salvador Gallardo y el Premio de cuento San Luis Potosí.
Extrañamente aun ganando todos esos concursos no había publicado ningún libro.

La generación fría

El veintidós de septiembre de 1992, Ricardo Chávez Castañeda presenta el diccionario de “La Generación Fría”, el cual es una especie de manifiesto, en la que el autor, abanderando a los escritores de su generación, describe a sus congéneres como “una generación de textos inmediatistas y emergentes, hechos con más lecturas que vivencias. Una literatura creada con literatura”.

Dentro de las características de los escritores pertenecientes a esta generación está el “dominio del individualismo y la soledad, lo cual como consecuencia crea una literatura completamente heterogénea. Esta generación plantea que nace y representa el caos; su lema es El Caos nos une ”.

Igualmente, Ricardo Chávez plantea que los textos de esta generación son “hechos para escucharse más que para leerse”. También en este diccionario el autor y representante de esta “No generación” plantea sus máximas “Sinsustancia” y “Sinvicios”.

Así mismo señala que estos escritores hablan “sólo con libros”; y que se han creado de forma anónima en talleres y aún ganando muchos concursos se encuentran sin difusión, ni publicaciones. Esto podríamos verlo como la simiente de lo que después sería “La Generación de los Enterradores”.


Los ensebados

En 1993 Ricardo Chávez publicó su primera novela Los ensebados . Para entonces, Ricardo ya había escrito tres libros de cuentos y tres novelas. En ese mismo año volvió a ganar un premio: Novela para Jóvenes de la Feria Internacional del libro Infantil y Juvenil en la categoría de cuento con El secreto del Gorco , y con el Miedo, el mundo de a lado fue reconocido también con el primer lugar en la categoría de Novela. Este libro según el autor “trata sobre la condena de lo que significa para el infante volverse adulto”.

Ricardo había ganado también en 1992, ese mismo concurso con Los ensebados , novela escrita como un diccionario, hecho de tal manera, que cuando el lector topa con una palabra subrayada puede acudir a la página donde se encuentra el significado y seguir la lectura formando "un túnel de topo en el que se puede entrar por donde quieras y salir por donde quieras".

Aun con una estructura tan compleja la historia de Los ensebados es sencilla: un grupo de niñas del mítico pueblo de Bacalar adopta a todos lo perros de la comarca y los defiende de la crueldad humana del mundo de los adultos. Para ello, los niños toman un viejo fuerte desde donde esperan el ataque de los ensebados.

El escritor Pedro Angel Palou dijo en la presentación de Los ensebados: “Ricardo escribe con el gozo secreto del niño y la melancolía del viejo. La maestría de su obra reside en que sus personajes escriben para explicarse la vida"

En 1994, Ricardo gana el XX Concurso de Cuento Latinoamericano Edmundo Valadés con su cuento La esquina del fin del mundo . En esa época el autor definía su técnica de esta manera: "A mi me interesa reconocer las situaciones límite y enfrentar a mis personajes con ellas, con el umbral entre lo humano y otra cosa. Cuando cruzas un umbral en algunas ocasiones las personas se transforman y otras no. Es como querer construir un mapa humano"

La generación del Crack

Pedro Angel Palou, Eloy Urroz, Ignacio Padilla, Ricardo Chávez Castañeda y Jorge Volpi son los escritores que formarían la llamada generación del Crack.

Las novelas del Crack, afirmaría Chávez Castañeda, "no nacen de la certeza, madre de todos los aniquilamientos creativos, sino de la duda, hermana mayor del conocimiento, no tienen edad, no son novelas optimistas, rosas o amables... No buscan un mundo mejor, creen en la utopía, y sin proponérselo son subversivas."

Los escritores del Crack aclaran en su manifiesto que el movimiento no nació de que ellos se propusieran escribir novelas crack "sino que las obras ya estaban escritas” al revisarlas “encontramos ciertas coincidencias, que son una búsqueda formal, una arquitectura compleja, una estructura con muchas voces y personajes y con una polifonía de puntos de vista, además de que son novela que tienen como tema el fin del mundo”.

La palabra crack refleja la desazón del hombre frente a este fin de siglo. "La palabra crack alude a la droga, pero también al crack bursátil, al crack de los valores, al crack de la modernidad, al crack de las ideologías".

El manifiesto del Crack contiene cinco textos, uno de cada autor en el cual cada uno manifiesta lo que para ellos es la novela del crack. Ricardo Chávez escribe el texto Los riegos de la forma, la estructura de las novelas del crack , en el que expone que las características y las premisas de este tipo de novela debe buscarse sólo en los libros:

"Las novelas del Crack comparten esencialmente el riesgo, la exigencia a la rigurosidad.... rehúsan cualquier formula masiva o probada." Sobre la estructura de estas novelas, Ricardo añade que su fin es "explorar al máximo el genero novelístico en temáticas sustanciales y complejas".

"Las sociedades necesitan un secreto para sobrevivir. Todos tenemos que ocultar un lado oscuro para facilitar la supervivencia de las comunidades, porque cuando el secreto se rompe, y se extiende a lo largo de una población, todo se deteriora: lo que se pone en riesgo es la convivencia humana". Así habló Ricardo Chávez en la presentación de su novela Estación de la Vergüenza , en que el autor explora su lado oscuro, hay quienes decían que el tácito protagonista de esta historia es el mal. Pero Ricardo en entrevista explica:

"El libro parte de una premisa: el secreto es una forma de defendernos. La comunidad que retrato en la novela tiene posibilidad de salvarse intentando hacer algo contra el secreto pero no consigue si no lo contrario: que se expanda"


La generación de los enterradores

“Nos toca enterrar a la generación pasada. Existe el consenso de todos”. La generación pasada para Ricardo Chávez y Celso Santajuliana son los escritores nacidos en los años 40 o 50 que. “discapacitados para el talento, dirigieron sus esfuerzos a la única compensación que tiene la mediocridad: el ejercicio del poder”.

En doscientas páginas ambos escritores critican a estos autores “que construyeron posiciones más que obras y coparon todos los puntos de acceso al continente narrativo mexicano”. Este ensayo llamado La generación de los enterradores. Una expedición a la narrativa mexicana del tercer milenio apareció en Septiembre del año 2000.

En ese duro ensayo los autores reclaman que “las generaciones anteriores... nos hicieron creer que si tu tienes un trabajo de calidad tu obra se abre paso y esa es una mentira muy grande, las obras no se abren paso, a las obras les abren paso: la crítica literaria, los medios de comunicación, los miembros del Continente Narrativo Mexicano, todo es un juego de poderes, entonces si te apoyan o no, es una decisión que no tiene nada que ver con los planteamientos estéticos, ni siquiera con las modas del mercado, tiene que ver con el mal de la patria que es el cuatachismo”

De esta forma, la generación de escritores nacida en los años 60 se abandera a si misma para “enterrar” la obra de sus predecesores. Junto con la aparición de la segunda edición de ese ensayo, Ricardo Chávez explicó en una entrevista que el libro “pretendía ser un estudio meramente estético y se convirtió en un estudio sociológico, porque la pura estética no nos respondía el por qué de la poca difusión de los nuevos escritores”.

Al poco tiempo del lanzamiento de La generación de los enterradores los escritores de la Generación del Crack Volpi, Padilla y Urroz fueron aclamados en España. Desde el otro continente se vio a estos escritores como la generación que “vivió simultáneamente la rebelión zapatista y la crisis económica y política que culminó con la caída del PRI”. Igualmente Muchnik editores se decidió a publicar algunas de sus obras.

La generación de los enterradores II

En 2003 Chávez Castañeda publicó La generación de los enterradores II . Esta segunda parte del ensayo (a diferencia del primer volumen que es un planteamiento teórico) se concentra en estudios de caso. Se abordan lo orígenes y trayectoria de Jorge Volpi, Ignacio Padilla, Cristina Rivera, Ana García Verruga, Ana Clavel, Mario Gonzáles Suárez, Ricardo Bernal, David Toscana, Patricia Laurent Kullic, entre otros.

A través de su ensayo Ricardo y Celso intentan mostrar que las predicciones no son necesariamente una invitación al desatino, sino que, por el contrario, acaban revelándonos lo altamente predecibles que se muestran los destinos literarios.

A sus cuarenta y dos años y ya con más de diez libros publicados, Ricardo reflexiona aun más sobre el tema de la imposibilidad en sus novelas y se da cuenta de que El día del hurón refleja sus reflexiones sobre la imposibilidad de la libertad; Estación de la vergüenza , sobre la imposibilidad de la verdad, y La conspiración idiota sobre la imposibilidad de la bondad”.

Después de ser entrevistado y ocupar como nunca antes las portadas de los suplementos culturales empieza a salir a la luz un escritor algo desilusionado con todos los reconocimientos. "Mi historia en la literatura ha sido de muchos reconocimientos pero de muy escasa lectura". Así mismo, el autor regresa a la literatura infantil, pues como hemos visto, bajo el escritor de situaciones límite, hay un pequeño ser que apuesta a la esperanza.

Retorno a la infancia

Así, nace Fernanda y los mundos secretos , este libro fue escrito junto con su hija de siete años y reúne diez historias que su hija le contó. "Trate de hacer contacto con todas esas infancias, las que están desarrollándose ahora y las que ya dejaron de ser, pero que a su vez permanecen en los adultos. Con este libro intento que las personas se contagien y adquieran la capacidad de ver a las niñas y a los niños diferentes para que al final escriban más historias de esta realidad"

El fenómeno que fue para este escritor el tener una hija, queda consagrado en esta frase: "Todo hijo es como una transfusión sanguínea que también te renueva la mirada, la vida y la forma de verla"

Dentro del largo periplo que es la vida de Ricardo Chávez, se vislumbra un hombre que apuesta a la bondad, a la libertad y a la verdad. La bondad es un tema recurrente en toda su literatura infantil y especialmente en Los ensebados y La conspiración idiota .

La libertad la podemos encontrar a todo lo largo de su vida, pues aun con todas las trabas que encontró y delató en La generación de los enterradores supo mantenerse siempre lleno de reconocimientos y publicaciones. Igualmente este libro fue una gran apuesta por la verdad, la cual la encontramos aparte de en La estación de la vergüenza y en la descripción que hace de la ciudad en El final de las nubes .

Aunque el autor sigue siendo considerado como parte de la Generación del Crack, él asegura que se formó "en vacío y en solitario". Y concluye que la generación del Crack lo ayudó "a sentirse acompañado"

A principios de este 2005 el autor ganó el Premio de Novela "Ciudad de la Paz" por su obra El libro del silencio . La cual como bien apuntó Chávez, “ha sido reconocida pero no difundida”, como casi todo su trabajo literario.